Aquí estamos. Ya está llegando el calor y el frío se va. La serenidad que la frescura nos concede se verá sustituida por el amable y acogedor calor del verano. Hay un tiempo para cada cosa: un tiempo de plantar y un tiempo de cosechar, un tiempo de dar y un tiempo de recibir de los demás.
El amor es uno de tantas cosas que damos y también recibimos. Es la piedra angular. No es que nos hayamos convertido en poetas, somos agricultores, pero creemos, sentimos que el amor es una energía que lo une todo. Hace mucho que sentimos esto de «piensa global, actúa local». Es una gran idea, muy bonita para una camiseta, o para ponerla en las redes sociales, sin duda, pero a veces nos olvidamos de su esencia, ya que en la lucha cotidiana nos despistan las prisas, el trabajo, los precios, el estrés, la velocidad… Tantas cosas, tantos frentes… No es fácil, pero podemos acercarnos.
Te proponemos una evolución de esta frase: «Siente el mundo globalmente: ama localmente.»
Con esta revista podrás -además de entrenar tu inteligencia visual- entretenerte y descubrir el universo de productos saludables que nos rodea. Pero seamos realistas, no todo puede ser local. Pero si somos realistas, ¿no podemos pedir lo imposible? La naturaleza dispone, y las latitudes marcan las estaciones, y todo ello marca lo que se puede cultivar, lo que está adaptado al clima en el que vivimos. También es cierto, que este clima está cambiando… eso ya lo sabes… y esto no es ajeno a nuestro modelo de desarrollo como sociedad, esto es un efecto de los excesos.
Justo aquí, en esta encrucijada cotidiana de tu decisión de compra, comienza tu responsabilidad personal. Tú eres el que marca esta pauta, la tendencia, el que tiene a mano marcar la diferencia. Nosotros le ofrecemos una selección de productos propios y de otros proveedores. Los productos propios son los que desde nuestros campos han sido cultivados con cuidado y amor. Los de otros proveedores han sido escogidos con cariño y atención. La mezcla final de la cesta de la compra es tu selección.
Todo el rato tomamos decisiones: me gusta o no me gusta, tengo suficiente o no tengo suficiente, me detengo o me atrevo… Como en el amor, hay cosas que no se razonan, pero l amor no debe ser ilógico. Las metáforas nos ayudan a comprender ni siquiera una analogía qué pasa a nuestro alrededor. Y el amor que cada uno experimenta en su vida, se capilariza y se extiende a sus actos.
El futuro siempre es incierto, misterioso, pero si nuestro amor aplicado está centrado en una sensible inteligencia, muy posiblemente podremos dibujar cómo será lo que está por venir. El trazo irá marcado por nuestras actitudes y decisiones. Es el momento de reivindicar el amor por el territorio, por el futuro, por el modelo más km 0 que seamos capaces. Es momento de amor local.
¡Salud y alegría!